| ID | #1676715015 |
| Añadido | Sáb, 18/02/2023 |
| Autor | July N. |
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| Fenómenos | |
| Estado | Caso
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Datos iniciales
México: ¿vigilancia hasta Kenneth Arnold?
¿Es posible que un minero mexicano, lejos de casa y completamente inconsciente del fenómeno del que fue testigo, pueda superar a Kenneth Arnold en el título de primer testigo de una explosión OVNI moderna?
El intrigante testimonio jurado, fechado el 18 de julio de 1957 y presentado en un apéndice del libro de Trevor James Constable, They Live in the Sky (New Age Press, 1958), prestado por Pierre Perry, presidente de Copper Mountain Mining Corporation en Arizona, cuenta la historia de cómo un caluroso día de verano de 1943, el Sr. Perry se dirigía a inspeccionar un depósito de minerales al Norte de Prescott, Pensilvania. Junto a Perry viajaban un minero desconocido e Isidro Montoya, un minero mexicano. La siguiente historia, según todos los informes, debería convertirse en un clásico en los anales de la ufología:
Mientras cruzaba el río agua fría a caballo alrededor de las 17:00, Montoya, que caminaba por delante, gritó: "¡el diablo, el diablo!" (Diablo)
Afirma Perry en su declaración jurada:
"Se desarrolló un drama terrible que duró solo unos minutos. Había un avión militar a la vista, por lo que dos grandes objetos voladores no identificados parecían globos sin cestas. Eran brillantes y brillantes como el sol. esperando que el avión se acercara, se apresuraron hacia él. Al mismo tiempo, emitieron un fuerte haz luminoso que podría compararse con un gran haz de faro".
El resto no fue menos espectacular. Un rayo de energía coherente golpeó el objetivo y lo derribó. Tres observadores vieron a los pilotos eyectarse del avión, pero otro rayo de una nave desconocida hizo que los paracaídas se incendiaran y las personas cayeron hasta la muerte.
"Más tarde se encontraron dos cuerpos", agrega Perry.
Mientras Isidro Montoya estaba nervioso y murmuraba oraciones, de ninguna manera era ajeno a tales visiones. Cruzando, según los informes, le dijo a Perry:
"El diablo, Señor ... he visto lo mismo muchas veces, Señor..."
El testimonio escrito indica además que un tercer intruso esférico se unió a dos Ovnis existentes, y el trío desapareció hacia el sur hacia México a una velocidad impresionante. Los jinetes dieron la vuelta para informar a las autoridades, pero el equipo militar ya había sido enviado. El grupo de Perry envió un equipo de rescate a donde vieron estrellarse el avión destrozado.
"Las piezas estaban dispersas por toda la ladera de la montaña".
Es interesante observar entre los casos de estos primeros días de la ufología mexicana la colisión de un cohete experimental V-2 en las afueras de ciudad Juárez el 29 de mayo de 1947. El proyectil alemán liberado fue lanzado desde el complejo de misiles White Sands. y cuatro segundos después del lanzamiento, debido a un giroscopio defectuoso, se dirigió hacia el sur sobre el paso y cayó al cementerio de ciudad Juárez. Irónicamente, este fue solo el primero de muchos lanzamientos fallidos de misiles en territorio mexicano.
En 1949, las historias sobre el choque de "platillos voladores" en México se difundieron ampliamente. Un hombre llamado ray Dimmick dijo a los periodistas de California que el" disco brillante "chocó con una montaña en las afueras de la ciudad de México y que él mismo vio los restos de la" nave espacial " de unos sesenta pies de diámetro. Para agregar sabor a su historia, Dimmick afirmó que los restos del piloto enano del desafortunado plato fueron recolectados y guardados para futuras investigaciones. Este desastre mexicano se convirtió en parte de una amplia gama de eventos de este tipo recopilados por otros investigadores de Ovnis como Kevin Randle.
La década de 1950 iluminó el mundo, aterrorizado por la presencia aparentemente omnipresente del comunismo, la posibilidad muy real de la destrucción atómica y los informes constantes de vehículos extraños vistos en los cielos sobre el hemisferio Norte. El 3 de marzo de 1950, un representante de la aviación mexicana, en un viaje de inspección de rutina por los aeropuertos en las regiones del Norte del país, vio un curioso disco amarillento suspendido a una Altitud estimada de 15 000 sobre el aeropuerto de la ciudad de Chihuahua. Un informe de Prensa indicó que dos aviones, militares o civiles, intentaron interceptar el objeto, pero no pudieron alcanzarlo.
A mediados de marzo, los platos ya estaban sobre la propia ciudad de México. El día 14, cientos de testigos informaron haber visto cuatro platillos voladores sobre el aeropuerto internacional de México, lo que causó furor en la ciudad. El pico de actividad se produjo el 21 de marzo, cuando el periódico El Nacional informó que el objeto no identificado era visible sobre la ciudad de México tan claramente que los operadores de la cámara supuestamente pudieron filmarlo. Continuaron apareciendo declaraciones sensacionales, como el supuesto choque de un plato en las montañas de la Sierra de Morones en Zacatecas, un golpe que hizo temblar la tierra.
Durante este período, personas de todos los ámbitos de la vida comenzaron a reportar objetos extraños. El luchador profesional, conocido por su nombre artístico águila Blanca ("águila Blanca"), una noche de 1956 estaba en su ciudad natal de Querétaro cuando decidió ir al cine. Mientras caminaba a través de un parque público hacia su destino, notó una luz extraña que colgaba inmóvil en el aire, que casi de inmediato cayó sobre la ciudad para permanecer a 200 metros sobre el Suelo. Según el luchador, pudo distinguir una serie de luces que se asemejan a ojos de buey alrededor de la estructura, que, según él, tiene unos 50 metros de diámetro y está hecha de metal. El objeto permaneció inmóvil durante unos 10 minutos antes de partir.
En 1957, cuando la mayoría de los ufólogos aún discutían sobre la conveniencia de publicar informes que indicaran que los Ovnis podrían aterrizar y dejar huellas en la tierra, el periódico mexicano El universal Gráfico publicó un informe exhaustivo sobre el supuesto aterrizaje de un objeto en forma de disco en granjas comunitarias de San Juan. de Aragón, evento presenciado por el agricultor Gilberto Espinoza. Aunque el incidente ocurrió en noviembre del año pasado, el periódico publicó su historia en enero de 1958. La primera persecución OVNI se produjo el 12 de diciembre de 1957, cuando un Douglas DC-3, propiedad de Aerolíneas Mexicanas, fue interceptado por un "plato corriendo". "sobre San Luis Potosí. Los pasajeros a bordo del avión parecían adormecidos por el susto cuando el piloto, el capitán Gilberto Alba, condujo a sangre fría al DC-3 a través de una serie de maniobras de evasión.
(Extracto de "México Prohibido" de Scott corrales)
Noticias originales
Mexico: A Sighting Predating Kenneth Arnold?
Is it possible that a Mexican miner, far from home and completely ignorant of the phenomena he was witness to, could have beaten Kenneth Arnold to the title of first witness of the modern UFO explosion?
An intriguing affidavit, dated July 18, 1957 and featured in the appendix section of Trevor James Constable's They Live in The Sky (New Age Press, 1958), sworn by Pierre Perry, president of Arizona's Copper Mountain Mining Corporation, tells the story of how Mr. Perry was on his way to inspect a certain mineral deposit to the north of Prescott, PA on a broiling hot summer day in 1943. Journeying along with Perry were an anonymous prospector and Isidro Montoya, a Mexican miner. The story that follows should by all accounts be a classic in the annals of ufology:
While fording the Agua Fría River on horseback around 5 p.m., Montoya, who was in the lead, shouted: "¡El diablo, el diablo!" (The Devil)
"Overhead," states Perry in his affidavit. "a most terrific drama was unfolding that lasted only a few minutes. A military plane was in sight, so where the two large unidentified flying objects that looked like balloons without baskets. They were luminous and bright as the sun. The UFO's stood still as if waiting for the plane to approach, the pounced towards it. At the same time, they projected a violent luminous ray that could be compared with the large beam of a lighthouse."
What followed was no less spectacular. The cohered energy beam hit its target and brought it down. The three onlookers saw the pilots eject from the plane, but another beam from the unknown craft caused the parachutes to catch fire and the men plummeted to their deaths. "The two bodies were later found," adds Perry.
While unnerved and muttering orisions, Isidro Montoya was by no means a stranger to such visions. After crossing himself, he reportedly told Perry: "El diablo, señor...I have seen the same thing many times, señor..."
The affidavit goes on to indicate that a third spherical intruder joined the two existing UFOs and the trio vanished south toward Mexico at breathtaking speed. The men on horseback turned back to notify the authorities, but military vehicles had already been dispatched. Perry's party guided the recovery team to where they had seen the stricken aircraft crash. "Parts were scattered all over the mountainside."
It is interesting to note, among the cases of these early days of Mexican ufology, the collision of an experimental V-2 rocket on the outskirts of Ciudad Juarez on May 29, 1947. The liberated German projectile was launched from the White Sands Missile Facilty and four seconds into the launch, due to a defective gyroscope, headed southward over El Paso and fell in the Ciudad Juarez cemetery. Ironically, this would prove to be but the first of many rocket launches gone astray into Mexican territory.
By 1949, stories about a "flying saucer" collision in Mexico had become widespread. A man named Ray Dimmick told Californian newspapermen that "a shining disk" had collided against a mountain on the outskirts of Mexico City and that he himself had seen the wreckage of a "space craft" some sixty feet across. To add spice to his account, Dimmick alleged that the hapless saucer's dwarfish pilot's remains had been collected and preserved for future study. This Mexican crash would go on to be come part of the vast corpus of such events collected by other UFO researchers such as Kevin Randle.
The 1950's dawned upon a world terrified by the seemingly ubiquitous presence of Communism, the very real possibility of atomic annihilation, and the persistent reports of strange vehicles seen in the skies over the northern hemisphere. On March 3, 1950, a Mexican aviation official engaged in a routine tour of inspection of the airports in the northern regions of the country when he saw a curious yellowish disk suspended at an estimated altitude of15,000 over the city of Chihuahua's airport. A press report indicated that two airplanes--whether military or civillian--tried to intercept the object but were unable to reach it.
By mid-March, the saucers were over Mexico City itself. On the 14th, many hundreds of witnesses reported seeing four flying saucers over Mexico's interantional airport, creating a sensation across the city. Activity reached its peak on March 21, when the El Nacional newspaper reportd that an unidenfied object was seen so clearly over Mexico City that movie camera operators were allegedly able to capture it on film. Sensational claims continued to emerge, such as the supposed collision of a saucer in the Sierra de Moronesa mountains of Zacatecas--an impact that caused the earth to shake.
People from all walks of life were beginning to report strange objects during this period. A professional wrestler known by his stage name, Aguila Blanca ("White Eagle"), was in his hometown of Querétaro one evening in 1956 when he decided to go to the movies. As he walked across a public park toward his destination, he became aware of a strange light hanging motionless in mid-air, which almost immediately descended upon the city to remain suspended at 200 meters over the ground. According to the wrestler, he was able to make out a series of lights resembling portholes around the structure, which he estimated to be some 50 meters in diameter and made of metal. The object remained motionless for approximately 10 minutes before heading away.
In 1957, when most ufologists were still debating the wisdom of publishing reports indicating that UFOs could in fact land and leave ground traces, Mexican newspaper El Universal Gráfico published a comprehensive account on the alleged landing of a discoidal object in the community farms of San Juan de Aragón, an event witnessed by farmer Gilberto Espinoza. Although the incident had taken place in November of the preceding year, the newspaper ran its story in January 1958. An early UFO pursuit occured on December 12, 1957, when a Douglas DC-3 belonging to Aerolíneas Mexicanas was intercepted by a "speeding saucer" over San Luis Potosí. Passengers aboard the aircraft were apparently petrified with fright as the pilot, Capt. Gilberto Alba, cooly put the DC-3 through a series of evasive manuevers.
(Excerpt from "Forbidden Mexico" by Scott Corrales)
Hipótesis
Investigación
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